Hendidura cósmica
18 enero 2008
dime
si mi lengua no vuelve a nacer en tu espalda?
ni mis brazos serán mas tu cueva?
si mi boca no quemará tu oreja?
Dime para que me sirve
si tu risa no inventará mi espacio
ni tu locura alimentará mis días
si tu música no llenará mi pecho.
No me sirve
no robarte la vida con los labios
no tocarte el alma con los dedos
ni atraparte con mis sueños.
No me sirve.
10 enero 2008
en la maleta
A Víctor le recorrió un frío amargo por todo el cuerpo, sintió como si una rata le hubiera trepado por las tripas hasta la garganta, en el momento en que ella le ordenó con ese tono molesto que tanto lo intranquilizaba –quiero todas mis cosas de vuelta-
Sólo la miró y la rata imaginaria le impidió emitir sonido, si acaso un chillido seco y casi inaudible.
Ya en su habitación recolectó con una minuciosidad casi arqueológica los fragmentos de su vida impregnada en varias fotografías, tickets de conciertos, libros etc. los metió en una maleta con un cuidado, respeto y un dolor funerario.
-“Diablo guardián” como me gustaba leerlo junto contigo- pensaba mientras metía el libro en la maleta.
-ah este viaje a Tepoztlán me gustó mucho- continuaba removiendo en su cabeza todos los recuerdos y sentimientos mientras seguía acomodando las fotografías, los discos.
Cuando tomó la rata de esponja que ella le regaló en su cumpleaños, lo dudó un poco, quiso quedársela y que le recordara cuanto rieron juntos ese día asustando a la gente afuera del cine, pero al final pensó que a ella le gustaría tenerla y que sonriera cada vez que se topara con la rata. –Seguro quedará por ahí arrumbada, la destrozarán los sobrinos-.
Cerró la maleta y la llevó con cuidado, tuvo la sensación de que pesaba mucho más de lo que debería. Sintió como si esa molestia en la garganta se hubiera ido también dentro de la maleta.
Lo que Víctor nunca supo, fue que, todo ese sentimiento que salto de su garganta al interior de la maleta, se fundió con el juguete de esponja, la rata cobró vida y en el transcurso fue comiéndose las fotografías, empezó por las mas antiguas que son las de mejor sabor, mordisqueaba todo lo que encontraba, los libros le divertían más, los discos le causaban molestia en los dientes. Encontró algunos objetos amargos que dejó intactos.
El momento de encontrarse fue tenso, él le entregó la maleta, sin hablar de nada importante, sólo se miraron largo rato. Ella se quedo de pié mientras veía cómo se alejaba Víctor.
Su curiosidad siempre fue desmedida, no esperó a llegar a la casa, ahí mismo sobre el césped abrió la maleta. Y encontró entre los destrozos una rata enamorada de la magia de su risa, de su aroma y de la tibieza de ojos.
01 enero 2008
visión profética
y entonces comprende como estan de ausentes las cosas queridas.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo.
Letra: César Isella